Colaboración de DANIELA
Antes de venir a Madrid, yo he trabajado como voluntaria en el Centro de Rescate y Rehabilitación de Animales Marinos, GREMAR, en la ciudad de Guarujá, Brasil.
Viví durante 21 dias en una isla donde cuidamos e hicimos la rehabilitación de aves marinas, tortugas y osos marinos, que fueron rescatados varados o enfermos en las calas y en el mar en el sudeste de Brasil.
Nuestras actividades empezaban temprano y a veces nos quedábamos cuidando de los más enfermos durante toda la noche.
La isla ahora es parte de una fundación, llamada Fundación Fernando Lee. Fernando Lee fue un ingeniero mecánico activo en la política y en las investigaciones científicas.
“Ilha dos Arvoredos” era solamente una gran roca hasta cuando a mediados de los años 50, a Fernando se la regaló la Marina Brasileña, con la concesión de la isla para hacer investigaciones.
Fernando fue apasionado por la isla, e hizo de ella una construcción autosuficiente, con placas para captar la energía del sol y un sistema de captura del agua de lluvia.
La isla ha sido llamada también de “La isla Encantada” o “Shangri-Lee”, y hasta hoy es posible encontrar muchas memorias de Fernando, incluso especies de fauna y flora que fueron introducidas por él.
Hay un montón de historias en la isla, y algunas particularidades, como la mascota de Fernando, un león, que se puede ver en distintos lugares dibujado. Incluso hay una roca donde parece muy fácil de ver la imagen de este animal.
La imagen del fénix ha sido muy importante en la isla. Fernando hizo una construcción en forma de ave que hasta hoy es la única manera de subir en la isla. Hay un ascensor fijo en el fénix que lleva a la gente que trabaja en la isla y a los animales rescatados, hasta arriba.
Otro detalle importante es una cisterna en forma del Cohete Saturno V, el mismo que llevó al Apolo XI a la Luna en el año de 1969, cuya replica fue enviada a Fernando por sus amigos de la NASA.
Para los animales cuidados en el centro, la isla es importante para que tengan una rehabilitación con menos estrés, es decir, ellos son cuidados y mantenidos en áreas con gran visibilidad al mar y a los animales libres, hasta que estén listos para volver a su hábitat.
Lo que puedo decir es que ha sido la mejor experiencia de mi vida, personal y profesional, pero no puedo dejar de decir que estos animales solo están en el centro debido al impacto del hombre en los océanos.
¿Y tú, has sido voluntario en algún proyecto? ¿Qué piensas de este tipo de experiencia?
9 diciembre 2012 at 20:03
La vida en una isla es una vida que a mi me encanta mucho. Sobre todos si se lavante por la mañana y se escucha el sonidos de las aguas. Ademas pienso que oara tí, Daniela, era una aventura inolvidable, vivir en una isla y trabajar. Sin embargo, para mi, me imagina una vida en una sin trabajo…
solo para disfrutar de la vida
4 diciembre 2012 at 17:29
La isla se ubica a casi 2 km de la costa. Mis planos son de volver a la isla y seguir con este trabajo cuando acaben mis clases de Madrid y yo pueda volver à Brasil! Hay mucho trabajo en la isla, y poca gente que puede hacer el voluntariado. Me encantó esta experiencia y deseo que en cuánto yo pueda quedarme trabajando con ellos, voy a intentar volver en todas las vacaciones!
2 diciembre 2012 at 11:26
Yo nunca he vivido en una isla, ni veintiún días ni media tarde. Como soy de tierra adentro, las islas son para mí un territorio lleno de secretos, donde sentir vivencias que no se pueden experimentar en tierra firme. Así que me parecen una aventura envidiable tus tres semanas en la Ilha dos Arvoredos, aparte de dedicarte al cuidado de animales heridos.
¿A qué distancia está la isla de la costa? ¿Y cuáles son tus próximos planes de voluntariado, Daniela?